jueves, 19 de noviembre de 2009

Bride Wars

El argumento dice más o menos así: dos íntimas amigas sueñan desde muy pequeñas con casarse en junio en el Hotel Plaza (algo así como que las argentinas añoren el casorio en diciembre en el Alvear) y cuando finalmente llega el anhelado momento, debido a una confusión, a las dos le dan la misma fecha para la ceremonia, imposible de cambiar, por supuesto. Narrada a partir de la voz en off del personaje de la wedding planer (Candice Bergen) se supone que presenciaremos una clásica comedia de enredos, pero suponemos mal. Enredos hay algunos pero comedia demasiado poca. Dos muy buenas exponentes del género como Kate Hudson y Anne Hathaway quedan aplastadas por el peso de un guión que en lugar de explotar el gag y lo absurdo de las distintas situaciones desafortunadas toma por el camino de la solemnidad y el lugar de llegada termina siendo una enseñanza de vida de trazo grueso. De la misma manera (grotesca) son delineados los dos personajes principales, Emma (Hathaway) y Liv (Hudson).


Conforme avanza la historia pasan de ser una responsable maestra de escuela y una exitosa abogada a convertirse en dos dignos exponentes de la típica caricatura de las pre-adolescentes descerebradas comunicándose a puro gritito histérico, y lo que se pretende gracioso no hace otra cosa que fastidiar. Así transcurre Guerra de novias, a puro griterío sin sentido, una comedia que no arranca siquiera una leve sonrisa y con un muy buen elenco totalmente desaprovechado. Nada que extraer de tamaño bodrio. Una mancha en el curriculum para más de uno.






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